Había una vez, hace mucho mucho tiempo, un lugar en el que las emociones se paseaban libres por la calle, como las personas o sí, también, como los perros.
En ese tiempo Doña Soledad, era una mujer libre, llevaba siempre un vestido de flores que insinuaba sus enormes curvas pues guardaba en su cuerpo tremendas opciones por descubrir. Ella vagaba por las calles, con su largo cabello moreno al viento y muchas veces se la podía ver al lado de un árbol contemplando el invierno, sentada en una playa llena de gente en pleno verano, descansando en un parque cubierto de hojas de otoño o leyendo en un campo oliendo las flores de la primavera. Otras se la veía entrando en las casas, cuando sus dueños así lo querían, como ocurría con el resto de las emociones.
Ella, llegaba a sus puertas y la recibían normalmente con los brazos abiertos, aunque a veces, cuando no tenían tiempo le decían así: “hoy no mi sole que tengo que acabar las tareas con los niños, pero pásate mañana a la misma hora que tengo cosas pendientes”.
Cuando Soledad llegaba todo el mundo se sabia tranquilo y en compañía, pues a falta de nadie más, estaba ella que les permitía todo lujo de caprichos.
Ella solía ir muchas veces en la mañana, a la panadería, y mientras el panadero horneaba el alimento de toda aquella ciudad ella pintaba castillos de todos los colores a su alrededor, dibujaba viajes inventados a lugares desconocidos y a veces inexistentes y de alguna forma era ella también quien, sin saberlo, ayudaba a darle un sabor especial a aquel pan tan delicioso.
Era fácil también verla en las tardes en casa de la maestra, mientras ella arreglaba su jardín, Soledad la rodeaba de abrazos de sus alumnos, le proponía nuevos ejercicios y le sugería la mejor forma de darle aquella atención especial al niño que había llegado nuevo y que aprendía de forma diferente al resto.
Si no hubiera sido por Soledad, Violeta nunca hubiera conseguido tener tiempo de dibujar el mapa de sus afectos, deseos y sueños, pues con tanto ajetreo en su vida y un amor que la perseguía todo el tiempo no había forma de que se sentara tranquila. Mientras, Soledad le hacia llover nubes del suelo, le colgaba flores del cielo y al final le hacia ver el sol de un nuevo color.
En aquel lugar también vivía Don Abandono, un hombre poderoso, fuerte y tenebroso que entraba en las casas sin pedir permiso, para que nadie le diera la opción a rechazarlo, pues cuando se acercaba a las puertas de sus habitantes, con aquella furia, ninguno tenia el coraje de no dejarlo entrar. Cuando llegaba a alguna casa lo destrozaba todo a su paso, escupía inseguridades, escribía en las paredes pensamientos y preguntas de desconcierto como “no te mereces su atención”, “nunca seras suficiente para que te acepte”, “no sirves para nada”. Así dotaba a los habitantes de aquel lugar de unas sensaciones que les dejaban encogidos como animalitos muertos de miedo.
Abandono rondaba muchas veces a algunos niños que no tenían amigos, parejas que se habían desentendido, madres con hijos lejos y algunas mujeres y hombres que por algún motivo pensaban que habían perdido a alguien querido sin saber el porqué.
Un día de sol Don Abandono se cruzó con Doña Soledad y se enamoró profundamente de ella. Veía como todo el mundo la aceptaba, querían su presencia y compañía en sus vidas y cómo, a diferencia de él, cuando ella salia de las casas de la gente todo el mundo la despedía con su mejor sonrisa. Desde aquel día Don Abandono se convirtió en la sombra de Doña Soledad, se le pegó como una garrapata a la espalda y se colaba en las mismas casas donde ella entraba. Entonces ya nadie queria la compañía de Soledad, pues ella ya no estaba sola, no era la misma, se había convertido en un ser totalmente distinto. Se le cayeron las flores del vestido, dejó de tener aquel pelo tan negro y brillante y paso a tener una maraña de insectos que se le escurrían de la cabeza devorando todo lo bello. Se convirtió en una mujer de aspecto terrible, casi como un fantasma, pues Abandono le había robado su luz, la calma y todo lo que ella había ido cultivando a lo largo de años y años.
Soledad vive hoy condenada a Abandono y cuando alguien la necesita ya no la buscan a ella sino a otras emociones que la sustituyan, la euforia descontrolada que les lleve a lo alto de las montañas o la tristeza más gris que les sume en la profundidad de los océanos, pero ninguna emoción es capaz de devolverles lo que Soledad les regalaba.
Solo algunos valientes han aprendido a seguir buscándola y cuando ella llega a sus casas le hacen frente a Abandono diciéndole a esa figura feroz: “TÚ te quedas fuera”, pues ellos aún recuerdan aquel tiempo en que ellos decidían que las emociones que vivían libres solo podían entrar en sus casas si ellos les daban esa oportunidad invitándolas.
Ilustración: Doña Soledad por Zita.Pt (trabajo inspirado en el cuento) Gracias Reina 🙂
…a veces..
sin querer
confundimos emociones
y se nos olvida
que tenemos el poder de abrir y
cerrar puertas…
19 comentarios en «Doña Soledad y Don Abandono»
Ángela, sin palabras, es PRECIOSO!!! Que disfrutes de cada minuto de soledad y sepas cerrarle la puerta al abandono. GRACIAS GRACIAS GRACIAS
Gracias a ti! Por hacerme pensar en las diferencias y enseñarme que hay puertas que se abren o cierran si yo quiero 😉 Besos!!!
Hermoso!! Has expresado de una forma muy linda que la Soledad muchas veces no es agradable porque viene acompañada de otros sentimientos que no deseamos, con la tristeza y la sensación de abandono. Pero la Soledad que aceptamos con agrado, es como tú dices en tu historia, nos da la mano y los momentos para crear, para crecer…
Felicidades por crear cosas tan bonitas y tan llenas de contenido.
mi querida Tegala,
Gracias por tus palabras, tu aliento y el leerme y darle vida a mis palabras!
Un beso bien grande!
Me ha encantado. es una de las cosas mas bonitas que he podido leer desde hace mucho tiempo..felicidades por la escritura y por la facilidad que tienes para transmitir .
un abrazo
Simple mind bienvenido a Chocolate Bailable! Me alegra que te hayas dejado envolver por mis palabras y esta historia que es tan verdadera como cualquier otra…
Saludos y gracias por venir!
Y al leerte, primero un poco de vértigo y tristeza… pero al instante nació, surgió la alegría Ange, no sé de emociones, no tiene que haber una razón! alegría porque eres capaz de crear algo tan intenso, porque como te dicen, ¡quien pudiera tener esa capacidad de transmitir! alegría porque te tengo cerca, y gracias a ti, no tengo miedo a explorar quienes son soledad y abandono, tu historia respira y se hace viva dentro de mí.
Un beso
Querida virginia,
TÚ mejor que nadie sabes que las historias viven gracias a quien las lee y gracias a todas las miradas que le lanzan a las palabras, gracias a las interpretaciones que son capaces de crear quienes se atreven a sumergirse entre líneas…
También te siento muy cerca y sé que las dos, sin saber de emociones, somos sentipensantes ¿te acuerdas? Benditas las palabras que nos ayudan a dibujar lo que nada puede ser explicado…
Beso y gracias por venir, estar y también ser así, sentipensante!
Incluso la soledad, como todos, necesita estar a solas consigo… y así no perder su esencia.
Y que agradable cuando se disfruta!!!!!
Simplemente IMPRESIONANTE…como siempre…ME ha encantado todo: la manera, las palabras, la historia, el cuento, el significado, el sentimiento…Lo que transmite y lo que muestra de ti…
Amiga Ángela: hay días, momentos, instantes, recuerdos, amigos y amantes, seres y enseres, ilusiones y realidades…Todas nuestras y todas reales, materiales o etereas, pero todas con esencia…Eres rica en todas ellas y más, que por el camino se olvidan…
Eres de las pocas personas que con sus palabras nos acercan más a todas y cada una de ellas.
Tienden a ocultarse tras las ajetreadas vidas de estas generaciones. Se pierden en el ovido, están pero no las pensamos o meditamos, por falta de tiempo y convencimiento. Pero gracias a ti, a tus palabras, ricas y llenas de sentimiento, y a tu dedicación, nos abres los ojos, nos relajas, nos haces pensar y valorar tanto y a tantos….
En este caso me has impulsado a disfrutar de mis momentos de soledad, saborearlos y apreciarlos… No era consciente de ello, pero a veces los echo de menos. Deseo recuperarlos y volver a disfrutarlos, sin agobios ni presiones, solo dejarme llevar por las sensaciones….
GRacias por estar ahí y enriquecer nuestro día a día….
@Geminiana: definitivamente Soledad es poderosa precisamente porque nos enseña muchas cosas de nosotros y nos da espacio para crecer y crear!
@Lula! Amiga del alma!!! Que lindas tus palabras que me llegan como caricias! Sabes? estoy convencida de que las palabras, la escritura, la imaginación curan…porque nos dan la posibilidad de soñar que siempre se nos olvida! que bueno es saber que al menos a partir de mis reflexiones y dolores, aun así, pueda llegar a los demás y darles algo…eso me enriquece también y me cura mucho!
Mil besos y a disfrutar de Soledad, es amiga con vestido de flores que nos pinta lo que queremos y nos consiente todo lujo de caprichos!
Besos a las dos con mucha fuerza y muchísimo cariño y gracias por venir, por estar…por ser como sois!
PRECIOSO. Por fin he podido leerlo con calma y me ha parecido encantador y magníficamente relatado. Brava!
“…a veces..
sin querer
confundimos emociones
y se nos olvida
que tenemos el poder de abrir y
cerrar puertas…”
Bruma, me alegro que te haya gustado! Gracias por venir ! Ojalá que no se nos olvide nunca ese poder fantástico de abrir y cerrar puertas a las emociones…Estoy convencida de que todas las emociones tienen su momento y su lugar pero hay que saber cuando tienen que salir de nuestra casa o cuando tienen que entrar…:D
Besos!
Sencillamente precioso! Muchas gracias por tu trabajo y dedicación al blog. Veo cosas miu interesantes. Y sobre todo gracias por ser una ama te debita de los cuentos, esas semillasde sabiduria que nos rodean y pocos apocechamos.
Gracias Gerard! De verdad! Para mi fue toda una experiencia escribirlo y una liberación a nivel emocional…confundir esas dos cosas me estaba bloqueando…pero ya ves…un cuento me salvó! 😉 Eres bienvenido siempre que quieras a este espacio! Saludos!