Nota Importante antes de comenzar: la tarea encomendada es de una belleza extrema y requiere muy buen oído. Al final entenderá porqué.
- Para comenzar debe abrir los ojos a la dulzura. Para ello puede usar el par de mariposas que guarda en su mesilla de noche. Ellas sabrán cómo proceder. Para estar precavidos, por si ellas no quisieran colaborar, prepáreles antes un té de ilusiones. Nunca falla.
- Recoja, ayudado del paraguas de la abuela, la oscuridad de la noche disuelta en el rocío y el olor del cuerpo dormido de un ser amado. No se distraiga en esta tarea, pues puede retenerle la nariz por tiempo sin fin…sobre todo, si el cuerpo amado despierta.
- Suspire a las gaviotas que habitan bajo las pestañas de los árboles. Ellas comenzarán a volar en libertad, sin pudor, hacia el cielo recién horneado. Es conveniente que se entrene la noche anterior (en el arte de suspirar) las gaviotas pueden confundirlo con un bostezo y comenzar a reírse a carcajadas.
- Usar el pincel de la mañana y pedirle a alguna bossa-nova que pinte de colores anaranjados, rojizos y amarillentos los huecos entre las nubes. Ajustar bien el volumen para que no se salga al colorear.
- Casi para terminar, lo más importante, cerrar los ojos y escuchar el latido del corazón del sol vestido de amanecer. Disfrutarlo como si se tratara de un espectáculo único.
Te dejo una canción preciosa para que completes este delicado proceso y tengas un día especial 🙂
¡Buenos días!
…a veces…
en un instante
cabe
toda la belleza
¿no crees?